Comunicación

El significado de las palabras y la buena redacción

29 Dic, 2020

Una cosa es el significado de las palabras; otra cosa lo que evocan.

Un vocablo, una voz, una expresión. El significado de las palabras se hace propio y hasta se da por hecho, pero en su arraigo adquiere distintas significaciones.

Todos sabemos lo que significa la palabra «hogar», pero en cada uno las conexiones emocionales evocan cosas totalmente personales, a pesar de la coincidencia de hábitos, personas y objetos. 

Mamá, papá, comida, una ciudad o barrio, quizás maltrato, pobreza y abandono. El significado es uno (o varios), pero las evocaciones son parte de quiénes somos (lo sepamos o no). 

La buena herencia de España

La introspección no es opcional: se tiene la capacidad o no para ello, y se pone en práctica si hay condiciones para observar o reflexionar. Pero las palabras son lo que son, construyendo un idioma rico en sus posibilidades de expresión.

En alguna de sus publicaciones de la columna Patente de corso, Arturo Pérez-Reverte citó a la editora Pilar Reyes, colombiana, al comentar con ella sobre su admiración en el hablar de los latinoamericanos, en comparación con la burda expresión posmoderna española donde todo flipa, mola y los tíos son la hostia.

«Hay una parte de tradición, de la antigua cortesía y habla de las clases dominantes españolas, que ha sido referencia social durante siglos. Pero es que, además, en España se es posmoderno, pero en América se es todavía moderno.

La cortesía, el buen hablar, son herramientas prácticas. Allí, donde hay lugares de una pobreza extrema, aún se cree en ellas para la vida diaria, para mejorar el futuro. Van en un mismo paquete llamado educación».

El meollo de todo esto está en la educación

He tenido referencias de que en regiones de Colombia se preserva ese buen hablar donde se hablan de usted, al tiempo que Pérez-Reverte da fe de ello con breves anécdotas en aquel país o en El Salvador o Nicaragua.

México, en toda su extensión y diversidad, debe contar aún con ejemplos similares en los que se percibe la influencia de esas clases dominantes españolas, aunque una frontera de 3185 km con Estados Unidos viene con lo suyo.

Sumemos a ello las particularidades geográficas o una tendencia estupidizante en la cultura y los medios, cambia el contexto general.

La palabra también es la aptitud oratoria de una persona, su elocuencia y persuasión. La narración de un locutor fluye en una sutil musicalización con tonos altos y bajos, enfatizando palabras.

La puntuación del texto marca el ritmo de sus pausas, al tiempo que da pie al cambio de tonos o matices.

El significado de las palabras tiene peso e influencia, pues también es una promesa, el empeño en la verdad o confiabilidad.

Nuevas evocaciones en las palabras

Nos encantan las redes sociales, pero la rapidez de la comunicación no es pretexto para descuidar puntuaciones y tildes. Ahí está Google para cualquier referencia inmediata en caso de dudas.

Que haya traiciones por parte del autocorrector, se entiende, o que juguemos con palabras que dan nuevos significados a la conversación en los juegos tuiteros.

Se puede ser un entusiasta de los memes mal hechos y, al mismo tiempo, cuidar las palabras de nuestros mensajes en redes sociales o WhatsApp. Es un tema mínimo de atención que facilita la comunicación y mejora las conversaciones.

No es un tema de distinción, sino de calidad de observación y aptitud de diálogo. Caben los insultos si quieren, pero si abundan más esos calificativos que otros verbos o sustantivos, en esa persona no hay posibilidades de un mayor desarrollo mental. 

Tampoco es un tema de moral ni de clases sociales: es un asunto de capacidad

La palabra distingue al hombre de los otros animales, y cuando su uso se cultiva y perfecciona, se abren muchas más opciones de conocimiento y experiencias de vida.

Si ustedes quieren, claro (o pueden). Si el caló es lo que ajusta a su personalidad, bien. Si les gusta el lenguaje inclusivo, bien. Las necedades o estupideces son también parte de su libre albedrío.