La NASA y universos paralelos en el Día Mundial de las Abejas
Benditas abejas, ¿qué haríamos sin ellas?
Doug Loverro, director de misiones tripuladas de la agencia aeroespacial estadounidense NASA, renunció al puesto citando un error de jucio.
Renunció directivo de la NASA citando un «error de juicio».
Así las cosas: Doug Loverro asumió el cargo director de misiones tripuladas de la agencia aeroespacial estadounidense NASA hace 6 meses, pero renunció al puesto citando un error de jucio.
No explicó de qué se trata, pero esto sucede cuando falta una semana para el primer lanzamiento de una misión con los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley desde EE.UU. en casi una década.
«Los riesgos que asumimos, sean técnicos, políticos o personales, tienen todos consecuencias potenciales si los juzgamos de manera equivocada», escribió Loverro en un mensaje distribuido el martes a todo el personal de la NASA.
Pero siguiendo los cánones chairos y las teorías de conspiración, hoy se difundió una noticia para cambiar de tema: la existencia de un universo paralelo donde el tiempo corre hacia atrás.
El descubrimiento no ha sido oficializado pero tampoco descartado, al típico estilo de las instancias de gobierno. Y, por cierto, sí hay universos paralelos, no hay novedad en ello.
Escribí antes: Pentágono, OVNIS, extraterrestres y algo de lógica.
Ahora a un tema de suma importancia: las abejas.
Hoy es el Día Mundial de las Abejas: una especie esencial para la vida como la conocemos porque más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización.
Hay muchos polinizadores: mariposas, pájaros, polillas, escarabajos e incluso los murciélagos, pero la abeja nos da su preciada miel.
Sin embargo, de los más de 20,000 tipos de abejas, sólo siete producen miel (abejas melíferas). Por cierto que hay una abeja gigante conocida por su nombre científico Megachile pluto, que tiene una envergadura estimada de 6 centímetros.
Una sola abeja melífera en su rutina normal visita unas 7,000 flores al día, y las margaritas son una excelente fue de alimento para ellas porque florecen casi todo el año.
Se necesitan cuatro millones de visitas para producir un kilo de miel, y las abejas melíferas occidentales producen 1.6 millones de toneladas de miel cada año.
Su sentido de orientación depende del sol, y cuando una abeja detecta alimento, avisa a las demás con una especie de danza.
Si la abeja reina muere, las obreras crearán una nueva reina escogiendo una larva joven de entre los recién nacidos, a la cual proveerán de un alimento especial llamado «jalea real».
Organización de lo más interesante.
La abeja reina controla la actividad cerebral de sus hijas para asegurar su propia supervivencia. ¿Cómo? Con la acción directa de feromonas.
Alison Mercer, zoóloga de la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda, es coautora de un estudio en el que dan cuenta que la abeja reina produce su feromona en una glándula situada cerca de las mandíbulas.
No se sabe cómo funciona ese mecanismo, pero parece bloquear la acción de la dopamina e impide que las obreras jóvenes eviten los estímulos negativos, afectando la capacidad de aprendizaje.
Cuidar a las abejas es cuidar al medio ambiente y cuidarnos a nosotros mismos. Aunque si todo se destruye y sucumbe nuestra especie, la vida continuará sin ningún inconveniente.
Aquí o en cualquier otro universo paralelo. Aún así no somos nada.