Opinión

Elizabeth, una historia de cómo ampliar el terreno de juego

Es una chica normal, pero Elizabeth tiene un gran ejemplo para todos nosotros.

Esta es la historia de Elizabeth, una que demuestra que sí se puede.

Este es el extraño caso de Elizabeth y una historia de éxito.

En esta ocasión les quiero compartir una historia corta de cómo Sí se puede. Es la historia de Elizabeth, una chica normal, de esas que podrían pasar desapercibidas en muchos sentidos, pero que a la vez refleja la vastedad de nuestra gente.

En los últimos meses he estado viendo muchos casos de gente que tiene perfectamente claro que debe de hacer, sin embargo, no tiene ni la más pálida idea de cómo puede o quiere hacerlo. Tras un par de horas y al calor de unas cervezas, eso sí, ambas se las bebió ella mientras hablábamos por teléfono, descubrí con mucho gusto el caso de éxito más cercano que hasta ahora he tenido a la mano para compartir con ustedes, los cómo sí durante la pandemia.

Elizabeth es una chica inteligente, trabajadora, atractiva, con una voz suave y sexy a la vez, carismática, pero a la vez reservada. Con un «lado b», como todos nosotros, con dificultades fuertes en ciertos momentos de su vida y alegrías inmensas también. En fin, podría ser una persona como tú o como yo, aunque ella ha logrado algunas cosas que a varios de nosotros nos pueden dejar incómodos (que es la idea de esta historia).

Tras un cambio importante de vida, decidió comenzar a laborar en una empresa transnacional, en el área comercial y de atención a clientes. A pesar de que ganaba mucho menos que en su anterior trabajo, comenzó a trabajar ahí por haber priorizado su vida y salud por encima del dinero. De inmediato se encontró en un terreno de juego que ya conocía pues en su historia laboral ya había desempeñado un cargo similar.

Más tardó en acomodarse en su silla que en darse cuenta que podría capitalizar su experiencia y talentos innatos para rebasar a todos los jóvenes con quienes compartía su pueso, y al darse cuenta de ello, lo aprovechó. Comenzaba la pandemia y Elizabeth vio la oportunidad de hacer un presupuesto, proyectarlo y hacer un detox financiero analizando qué tipo de cosas podía mantener, cuáles cambiar y cuáles eliminar de tajo.

Finalmente, ya bien entrada la pandemia, optó por revisar el presupuesto de vida y tomar la decisión de pasar a la acción y potenciar su crecimiento para lograr tres movimientos dentro de su organización en menos de un año y medio. ¿Y qué creen? ¡Que obtuvo la deseada promoción a un puesto mejor con aumentos de sueldo en cada ocasión!

«Me postulé a tres diferentes puestos sin éxito y en este cuarto intento por fin me quedé», me dijo. Pero, ahora, ¿cómo la obtuvo? ¿Y por qué es relevante? Simple, de verdad simple: Elizabeth tomó todos los cursos que le ofrecía la compañía, muchos de ellos grabados y consultables desde LinkedIn; abrió una agenda y se dedicó poco tiempo, pero diario, para tomar cada uno de esos cursos y asimilar toda esa información para aplicarla a sus habilidades y enormes fortalezas que sólo ella creía no tener.

Los que la conocemos sabemos que le sobra talento y le faltaba darse cuenta de ello. Además, solicitó cursos adicionales a su empresa dando información clara y concisa de por qué debería de ser seleccionada para tener acceso a ellos, y qué parte de su set de herramientas podían apuntalar esos conocimientos, incluyendo cursos de inteligencia emocional. Tras revisar su caso, su jefe no sólo se los otorgó, prácticamente la obligó a tomar algunos para que, como sucedió, sus fortalezas fueran apuntaladas y capitalizadas por su nuevo equipo de trabajo.

Superando dificultades y capacitándose día con día

Elizabeth trabajó toda la pandemia hasta el 7 de junio de 2021 desde casa, aprovechando cada espacio, organizando a sus dos sobrinos adolescentes que viven con ella permanentemente junto con sus muy ruidosos canes (¿o era al revés?) y adaptó su casa para convertirla de forma rápida y barata en un espacio adecuado para hacer lo necesario para lograr su objetivo. La ingresaron dos veces a un hospital durante la pandemia y en ambos casos le dieron un diagnóstico incorrecto. Finalmente, tuvieron que operarla de emergencia en medio de la peor parte de la pandemia y, mientras tanto, se quedó sola con sus sobrinos que la cuidaron durante su convalecencia. Luego su casa se llenó de nuevo, pero en ningún momento dejó que la meta se perdiera de vista.

Tras un año y medio se capacitó, aprendió a mandar mensajes con información concisa, precisa y despersonalizada para ser tomada más en cuenta en su equipo (se comunica desde donde el receptor del mensaje lo necesita y no desde donde ella se encuentra). Se dio cuenta de sus muchas capacidades y las fortaleció; durante toda la pandemia se cuidó y valoró lo más importante: SU TIEMPO.

En este año y medio, Elizabeth logró un puesto de liderazgo dentro de un equipo, logró el mismo salario que tenía en su trabajo anterior PERO su calidad de vida creció inmensamente, pues trabaja un poco más de la mitad del tiempo que antes, tiene responsabilidades definidas y ha logrado tender redes y canales de comunicación, compromiso y progreso con su línea de mando. Y a pesar de que no tiene gente a su cargo, es la «estrellita marinera» de esa división en una importantísima empresa de telecomunicaciones.

Y mientras tanto, ¿tú que hiciste en la pandemia para avanzar hacia tus metas personales, financieras o profesionales? Te dejo la pregunta en la mesa y te dejo unos tips:

  • Identifica que quieres (es lo más difícil, hazlo sin pausa pero sin prisa).
  • Prioriza.
  • Capacítate para lograrlo.
  • Pasa a la acción.
  • Apuntala siempre tus fortalezas. Si ves que tus debilidades no pueden ser compensadas por ti en el corto plazo o te cuesta mucho o no te interesa mejorar en ese punto en particular, complementa con una persona que sea excelente en lo que tú seas malo y busca un ganar-ganar.
  • Revisa y repite.

Gracias, Elizabeth, por ser una inspiración mientras pasaba un momento oscuro en estas semanas.