Bitácora

La relevancia de lo irrelevante en una sociedad intrascendente

Twitter no tendría relevancia sin el ingenio producto de una máxima capacidad de síntesis combinada con la velocidad de interacción entre usuarios.

26 May, 2020
¿Las redes sociales tienen relevancia? Pues sí, pero no.

Efímera, pero con relevancia.

Con mucha facilidad un provocador como Gerardo Fernández Noroña es tendencia en Twitter: si no es por posar en toalla es por alguna patanería o, como el día de hoy, por colocarse mal un cubrebocas. ¿Tiene relevancia? Claro que no.

Es despreciable, pero sabe captar la atención de unos u otros con la irrelevancia. Al igual que una «verdadera oposición» (¿quién sugirió eso?) en donde Laura Zapata también puede destacar como tendencia.

Ni uno ni otro son relevantes per se, pero son ejemplos del alimento tuitero: la chunga. 

Twitter no sería relevante sin ese componente de ingenio producto de una máxima capacidad de síntesis combinada con la velocidad de interacción entre usuarios.

Pero entre todo el humor e ingenio que se cuelga de nimiedades y se contagia exponencialmente, existe información útil y lúcidos razonamientos.

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El tuitero (en general) tiene una adaptabilidad a la información que le permite asociar ideas con mucha agilidad, lo que, en mi opinión, construye conexiones neuronales que no se dan en otras plataformas.

Eso no quiere decir que ello implique una mayor capacidad de entendimiento, mucho menos razonamiento, pero la reacción rápida ante el bombardeo de ideas tiene mucho de positivo.

Relevancia en otras redes sociales.

Hay mucha creatividad en TikTok, y si bien hay bastantes risas por tal o cual video, simplemente se quedan en eso: momentos que distraen pero no abonan a nada.

Instagram se revitalizó gracias a las sesiones en vivo y gente propositiva ha aprovechado la red para conversar, enseñar, etc. Claro, mantiene su utilidad como herramienta de venta y es la santa madre de los selfies.

¿Facebook? Como siempre: la más poderosa del mundo y la más fastidiosa, pero sigue siendo práctica como vínculo familiar o escaparate profesional o comercial.

LinkedIn tiene mucha utilidad, pero el hecho de que se centre exclusivamente en lo profesional lo hace cercano al fastidio. Excelente foro de apariencias y múltiples conexiones que quieren ganar dinero de una u otra forma.

Por eso Twitter es idóneo, porque la seriedad y profesionalismo van de la mano con ocurrencias y estupideces que arrancan muchas risas, pero tejen relaciones valiosas.

Lástima que el buen humor y la burla eterna por las idioteces de López desde el sexenio de Calderón se tornó rutina de contraataque por parte de “sockpuppets” que idolatran al demagogo tanto como a la Vitacilina.

Pero son irrelevantes, aún cuando trabajen en conjunto para posicionar hashtags carentes de creatividad o pseudointelectuales afines al régimen llamen la atención sólo porque reciben una paga y refrenda su propia importancia.

Lo relevante.

La relevancia del día es que, hasta el momento, ya se registran más de ocho mil fallecidos por COVID-19. No estaban preparadas las autoridades (justificándose y mintiendo), ni qué decir de la chusma terca.

Pandemia que acelera una crisis que cayó como anillo al dedo a un indefendible, pero él no es el problema: lo son 30 millones de idiotas cuyos sentimientos del momento no tienen disculpa.

Sentimientos irrelevantes que nos han conducido a lo relevante: no tenemos salida y la destrucción es inminente.

Lo bueno es que tenemos salud. Y Twitter. Aún.